
Carajo... el tiempo pasa y ni saluda... me puse a recordar, cuando comencé a escribir esta entrada, y hallé que, haciendo malas cuentas, he visitado con frecuencia a la
atarraya desde hace más de 7 años. No recuerdo cuándo fue la primera vez que vi un
blog o
Weblog, pero desde ese encuentro nació, poquito a poco, cierto interés de mi parte en este mundillo. El fenómeno de los
blogs y
bloggers era en esos años algo muy grande, comparable ahora a la proliferación increíble de servicios como la
Mensajería Instantánea, los
P2P (con ayuda de la 'Mula' y
Limewire), los
Myspace, el tal
Flickr,
Youtube y similares, los
Podcasts y muchas chucherías más que andan de modas en estas fechas. Pero después de varios años y con tantas cosas pasajeras, he visto que el fenómeno de la
blogmanía no ha decaído, tan solo ha cambiado. No recuerdo qué hacían antes (supongo que no hacían mucho), pero ahora los
bloggers cuelgan vídeos, hacen emisoras de radio a su medida, muestran sus creaciones (nomás en este
blog hay algunas muestras), y muchas otras cosas, mostrando el poder indestructible del
blog, con el cual cualquier parroquiano puede decir lo que quiera, acomodarlo como quiera y mostrarlo a quien quiera. Está bien, es algo interesante, sin duda alguna, eso de poder hablar de cosas que van desde los avances de un profesor en un importante proyecto de ciencias hasta de lo que el
blogger tuvo que hacer para almorzar fríjoles con pezuña esa tarde sin ser molestado. Y esa libertad ha hecho que muchos
blogs sean bastante visitados, pues hablan de las más variopintas pendejadas y son siempre actuales, únicos, "impredecibles"...pero eso es lo que hace que de un tiempo para acá me sienta muy presionado, porque muchas de esas bitácoras exitosas tienen muchos elementos en común, los cuales veo como fórmulas, como patrones para seguir, y eso me desespera un poco, pues siento como si tuviera la obligación de ceñirme a su fórmula de éxito, a la técnica que ha hecho que todos los demás
blogs sigan vigentes... ¿Pero a qué precio, por los dioses, a qué precio?
Caramba, me he ofuscado sin razón en tiempo récord... y con razón al mismo tiempo, pues estoy repitiendo una de las fórmulas: escribir como se habla. Llevo seis entradas escribiendo como hablo. Y no sé que tan malo o bueno pueda ser, pero como se hace en los
blogs de moda (que no se exactamente cuales son pero que sé que existen) entonces "creo que no hay problema". No se a dónde pueda llevarme esto de escribir como hablo. Lo sé, no es un fiel reflejo de la forma en la que normalmente hablo, pero se acerca mucho. Y eso puede ser malo, si me dejo llevar demasiado. Estaría escribiendo sin pensar, y lo estaría haciendo la mayoría del tiempo, por pura costumbre. Por fortuna, y yéndonos al terreno tonto de los lugares comunes, pienso que mi travesía apenas comienza. Iré, con el tiempo, pensando más en lo que voy a escribir, para que no salga tan automático... mmmm, tampoco es tan malo eso del automatismo, tal vez lo haga de vez en cuando... mientras tanto, quiero dejar el vicio de escribir lo que digo. Y comenzar otro, que no veo mucho en los
blogs, pero que sería genial si un día fuese su víctima: poder escribir lo que pienso, sin interferencias, pues a veces pienso cómo podría ir diciendo las cosas que quiero decir, y me salen de rechupete. es difícil, pero una vez atrapadas las palabras, las arreglo, las peino un poco y las acicalo, y listo. Así dejaría tanta joda con los
blogs famosos, y no seguiría, con disimulo, sus formas y sus elementos de éxito. Bueno, a decir verdad, ya no les seguiría tanto lo de escribir como hablo, pues en las otras cosas que hago aquí no hay mucha copia. y pensándolo mejor, si la hago, ya no importa. Borges dijo, citando a Salomón: "Toda novedad no es sino olvido". Y como yo le creo (le tengo una fe muy
ciega), dejaré de preocuparme. Me preocuparé después, que ya habrá tiempo. Ojalá no se me olvide...
1 comentario:
Muchísimas gracias por poner mi blog como referencia, interesante artículo.
Un abrazo!!
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